Por: Elizabeth Vergara Carrasco.
Centro Cultural de La Calera es un sueño en vigilia para el mundo de la cultura, aún es usado como estacionamiento municipal y botadero de basura.
La buena noticia es que al menos una empresa licitó la Habilitación del Centro Cultural de La Calera, la Constructora PYL SPA habría realizado dos propuestas.
En Mercado Público la licitación está cerrada desde el pasado lunes 2 de septiembre y según señala la fecha de adjudicación sería el 13 de septiembre. Por lo mismo, Revista Letra C fue a ver cómo está el espacio donde se retomarán los trabajos. Es un gran proyecto que llegó a la comuna de La Calera en 2008, cuando Paulina Urrutia era la Ministra Presidenta del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
En esos años y gracias a la creación de infraestructura cultural para el Bicentenario de Chile, que buscaba contar con al menos un centro cultural en cada comuna de más de 50 mil habitantes y conformar así una red nacional de difusión artística; llegaron los primeros recursos para el diseño arquitectónico del Centro Cultural.
Así las cosas, ante la nula respuesta de parte de la Oficina de Comunicaciones del municipio calerano, fuimos a conversamos con el alcalde que inició las obras y que también sufrió las consecuencias de defender un proyecto que a la fecha sigue inconcluso.
“Todo comienza por allá por el año 2008, cuando la presidenta Bachelet decide, como programa de gobierno, construir centros culturales en todas las comunas sobre 50.000 habitantes. A La Calera le correspondió entonces esa oportunidad. La ministra preguntó a todos los alcaldes que estaban en esa condición para que señalen si tienen espacio para construir. El alcalde de La Calera – Roberto Chahuán- responde que el único espacio disponible es donde estaba la Escuela 5 de La Calera. Luego de esto, viene la ministra y entrega los primeros 25 millones para que se haga el estudio y el diseño del nuevo centro cultural”, explica Eduardo Martínez.
Termina el período de Chahuán y Martínez inicia su primer año de gobierno. “Llegamos y encontramos un diseño que no nos motivaba porque era demasiado básico y nos entusiasmamos con la idea de llamar a concurso para que se haga un nuevo centro cultural”. Se reunieron los $25.000.000 que dio la ministra y el municipio aportó $6.000.000, con eso se licitó en 2011 el diseño.https://www.mercadopublico.cl/Procurement/Modules/RFB/DetailsAcquisition.aspx?qs=5392LtBB/lC8rkliNnlQJQ==
“Pusimos más recursos y licitamos a distintos arquitectos para que nos hicieran un modelo y un diseño. Afortunadamente no solo hicimos eso, sino que también una vez presentado estas carpetas la población tenía la posibilidad de decidir qué centro cultural quería. Esto entonces fue votado por la población”, sostiene Eduardo Martínez.
En esa línea y con el fin de seguir el proceso de construcción en el año 2011 el municipio inició un proceso judicial para poner término a un comodato que había firmado el ex alcalde Roberto Chahuán y que estaba vigente con la Universidad de Aconcagua. Un juicio que el municipio calerano perdió y que según Eduardo Martínez esta derrota judicial se produjo debido al Certificado N° 48/2011, emitido por el entonces director de Dideco, Johnny Piraino.
Documento emitido sin “consultar y sin autorización”, detalla Martínez, certificado que habría sido utilizado por la casa de estudios para contraatacar con nuevos antecedentes e iniciar una demanda por perjuicio que se agrupó a la causa demandada por la Municipalidad de La Calera.
Sin embargo, en medio de este juicio se demolió la infraestructura que albergaba a la escuela, una construcción que no estaba apta para el uso pues se había instruido, con anterioridad, por el Mineduc su demolición. Sin edificio, la Universidad de Aconcagua debía salir del recinto; tras eso se licitó la obra y se inició la construcción. Eso hasta el 2012 cuando el Ministro de Cultura, Luciano Cruz Coke, puso término anticipado al convenio entre el ministerio de las culturas y la municipalidad, dado que el terreno tenía como destinación la educación y no un centro cultural. Esto, a pesar que Contraloría General de la República había analizado todos los documentos y había autorizado el proyecto, el traspaso de recursos y la licitación.
Mas, según consta en el oficio 341 de 2012 se debían devolver los recursos y hacer que se restituyera el inmueble al Fisco para luego ser devuelto con un uso de suelo acorde a la construcción de un centro cultural. Esto último ocurrió a finales de 2016. Mismo año en que Martínez terminó su segundo gobierno comunal y no le permitió finalizar el centro cultural, de eso han pasado 8 año y a pesar que en 2017 la alcaldesa Trinidad Rojo consiguió $1.200 millones, a la fecha no ha habido avances.
La licitación que cerró recientemente en Mercado Público no es la primera que se hace luego que se paralizarán las obras. La última fue en abierta el 8 de diciembre de 2023 y fue declara desierta, pues no hubo interés de ninguna empresa, a pesar de los más de $4.300 millones de presupuesto. Fallas en las creaciones de las licitaciones han impedido que una empresa se haga cargo de finalizar estas obras que venían a ser una solución para los espacios culturales tanto de los artistas como de los agentes culturales y de la audiencia que gusta por consumir este tipo de actividades.
Hoy el inmueble de calle Ercilla con Avenida Latorre sigue convertido en un estacionamiento municipal sin mantención, ni limpieza. Es de esperar que pronto cambie el actual espectáculo que se observa al interior del inmueble.