CAP, algo más que acero

La crisis que está viviendo la Compañía de Acero del Pacífico (CAP) debido a los problemas de la Siderúrgica Huachipato, es algo más que la suma de sus partes en este gaseoso mundo global…

Usina Huachipato (Créditos imagen: Facebook)

Por V. Vera

Durante la primera mitad del siglo pasado nace la Siderúrgica Huachipato, gracias a los esfuerzos de Corfo y aportes privados se crea la usina que sería parte esencial de la historia y desarrollo de la región, incorporando fuerza de trabajo de manera directa e indirecta a través de los múltiples emprendimientos favorecidos por la necesidad de insumos y servicios de la que fuera la mayor empresa productora de acero de Sudamérica.

Bajo el gobierno de Juan Antonio Ríos se crea en 1942 la Compañía de Acero del Pacífico S.A.

La Siderúrgica Huachipato, al igual que la mayoría de las grandes empresas chilenas, era de propiedad estatal, lo cual cambió a partir de las privatizaciones iniciadas en la década de los setenta, por la dictadura militar, que gobernó sin contrapesos el país.

Luego, avanzado el siglo pasado, surge el grupo CAP que engloba hasta la fecha actual a la siderúrgica y a otras empresas productoras y manufactureras en el Biobío, además de otros emprendimientos diversos.

Grupo CAP (Créditos imagen: Minería Chilena)

Hoy día el holding CAP es de propiedad de Invercap S.A. con más del 20%; M.C. Inversiones Ltda. Entre el 10% y el 20%%; entre el 5% y el 10% Banchile Corredores de Bolsa S.A. y; accionistas con entre el 1% y el 5% de la propiedad una larga lista de personas jurídicas y naturales (fuente: Comisión para el Mercado Financiero, CMF)

El holding, además de producir hierro y proveer acero para la minería es uno de los mayores operadores de puertos en Chile.

Grupo CAP (Créditos imagen; Diario Sustentable)

En estos días, como consta en la opinión pública y para especial preocupación de los ciudadanos del Biobío, CAP ha suspendido las faenas en la Siderúrgica Huachipato al considerar que sus esfuerzos de producción son inútiles frente a lo que opinan es una competencia desleal de la producción de acero proveniente de China, empresas a las que acusan de dumping financiero (venta a pérdida calculada que se produce por la transacción, en este caso de acero, por bajo el precio de costo aprovechando situaciones más ventajosas locales, pero arruinando a la competencia para convertirse en el corto o mediano plazo en dueño del mercado y, entonces, manejar los precios de venta a su antojo).

Los gestores de CAP anuncian que las sobretasas (mayor impuesto que se aplica a determinados productos para la protección del mercado chileno, considerando condiciones de producción foráneas con ventaja) fijadas por el regulador chileno son insuficientes ante la embestida del gigante asiático. Solicitaban la aplicación de un 25% de sobretasa a los aceros chinos para poder competir, pero la Comisión Antidistorsiones de Precio, dependiente del ministerio de Economía, propuso sobretasas arancelarias a las bolas y barras de acero de las empresas chinas solo por un 15,3%.

Debido a lo planteado, la compañía ha decidido “poner en remojo” (suspender) las operaciones de Huachipato, alegando que no puede competir con la industria desleal a pérdidas, que estiman a razón de un millón de dólares diarios, con un acumulado negativo para el 2023 ascendiente a más de trescientos millones de dólares (fuente: DF).

Siderúrgica Huachipato no es tan grande como para no dejarla caer, pero tampoco es tan pequeña como para no causar un gran estropicio en el mercado chileno. Recordar que, por ejemplo: las AFP también tienen intereses (acciones) de la empresa a través de terceros o de sí mismos, si bien no es su principal cartera de negocios, tampoco es sin importancia que, eventualmente, no afecte más los alicaídos fondos de pensiones.  

No está del todo claro cómo reaccionará la bolsa de valores en el mediano plazo.

Repunte acciones grupo CAP (Créditos imagen: DF)

Vale la pena mencionar que Siderúrgica Huachipato siempre fue algo más que acero, a modo de ejemplo y como ilustración de su valor cultural a la región, fue el nacimiento del Club de Fútbol Huachipato, fundado el 7 de junio de 1947 el cual se crea bajo el alero de la empresa y como una manera de canalizar intereses en pro de la comunidad regional, en este caso deportivos y de buena convivencia. Ahora, el club deportivo es una sociedad anónima deportiva que se denomina “Huachipato Sociedad Anónima Deportiva Profesional” (en el contexto de la ley chilena para el fútbol profesional se crearon las sociedades anónimas deportivas).

Club Deportivo Huachipato (Créditos imagen: Club Deportivo Huachipato)

Como suele suceder en la actualidad nacional, el empresariado está culpando de la situación de agravamiento del mercado del acero al gobierno del presidente Boric por el daño que sufre la empresa a manos, según gritan a los cuatro vientos, de las empresas chinas y mal manejo del Ejecutivo. Por lo tanto, la crisis ha escalado al nivel político.

Como contrapartida, las acciones en bolsa de CAP subieron 6,6% tras el anuncio del cierre de operaciones de Huachipato (esperanza de detener las pérdidas del grupo y lograr rentabilidades futuras: el imaginario del inversor financiero considera, que al eliminar la fuente de pérdidas – en este caso Huachipato – la empresa se valoriza y compra acciones, al haber más compradores interesados, sube el valor de la acción del grupo CAP).

Crecimiento bursátil Grupo CAP (Créditos imagen: TradingView)

El tema para la región y el país: ¿qué sucede con el mundo laboral, empleos directos e indirectos que se perderán al cierre eventual definitivo de la siderúrgica? Se habla de números por sobre las veintidós mil personas. Esto regionalmente es una debacle de marca mayor, pues, aparte de la pérdida de empleo se produce el “bajón” anímico emprendedor y se desmotiva la inversión y desarrollo regional.

Por otra parte, el país podría perder una empresa estratégica, como es el acero clave para la minería y gran parte del sistema nacional productivo, amén del “mal ejemplo” que se enseña a otros empresarios de cerrar luego por la competencia estimada como desleal, antes que reconvertir procesos y reinventarse industrialmente. Esto sí sería una calamidad nacional.

Trabajadores de Huachipato (Créditos imagen: Siderúrgica Huachipato)

El problema no es pequeño porque, cómo se opera en una economía de libre mercado al respecto y teniendo a la vista los tratados de libre comercio suscritos por el Estado de Chile por doquier, tan celebrados por los empresarios. No es cosa de solo subir “al lote” las sobretasas arancelarias para tener a la competencia y el mercado miel sobre hojuelas. Tampoco se puede pedir a los compradores que no adquieran los aceros chinos (y está visto que la campaña publicitaria en el sentido que es un producto de mala calidad, no sirve) dado que, como todo empresario, los compradores de acero adquirirán el producto a los precios más convenientes, baratos desde luego. Lo mismo sucede en el mercado del acero a nivel internacional.

Suponiendo que sea cierto el dumping de las empresas chinas del acero, también es cierto que estas empresas tienen espaldas anchas para rato y podrían vender más barato aún sus productos por harto tiempo.

Vale la pena mencionar que una parte importante de la producción de acero de CAP se vende al mercado chino, preferentemente, mercado que cada día compra menos debido a un estancamiento de la economía del gigante asiático. Resumen: China compra menos acero a Chile a precio menos favorable para los empresarios locales y, encima las empresas chinas venden su acero más barato, echando por tierra el negocio de CAP.

Se trata de un verdadero “zapato chino” que está apretando demasiado por todos lados.

Huachipato y la presión al gobierno (Créditos imagen: Diario Concepción)

Por lo pronto CAP está moviendo sus fichas. Recientemente asumió como nuevo presidente del Directorio de la empresa Juan Enrique Rassmuss Raier, Ingeniero Civil Industrial de la Pontificia Universidad Católica de Chile y además suma a la ex ministra del gobierno del presidente Sebastián Piñera, como directora independiente, Carolina Schmidt.

El Directorio de CAP, seguramente apostará por negociar con el gobierno el “deshielo” de la siderúrgica Huachipato a cambio de espacios más ventajosos para sus emprendimientos, cuando no a la solicitud de subsidios estatales directos desde el Estado o un mejor margen en las sobretasas arancelarias para las empresas del acero chinas.

La verdad, el gobierno tiene poco margen de maniobra. Desde luego no le conviene – aunque se trate de una empresa privada – que Huachipato se quede indefinidamente suspendida de operaciones o, peor que cierre, pues la opinión pública y electoral le pasará la cuenta. Tampoco hay muchas cartas en el sombrero a las que echar mano: si exagera en la “ayuda” a Huachipato se le vendrán encima otras empresas con iguales o superiores exigencias. Tampoco hay, digámoslo derechamente, horno para bollos, ni dinero de sobra en el Estado para dar una mano al sector privado, donde el supuesto es que no necesita ayuda ya que el mercado se regula solo (de hecho, algunos empresarios se han descuidado un poco con su mantra del denominado libre comercio, no sea que por andar pidiendo regulaciones se hallen con algunas que no les convengan a sus intereses privados).

¿Qué podría hacer el Gobierno? Estatizar Huachipato: absurdo, ahí – si hubiera agua en la piscina, que no hay nada – sí se le va encima toda la oposición y el empresariado.

¿Comprar acciones de la usina a través de una opción preferente de compra y con la promesa de revenderlas luego? Difícil, no hay plata para tal cosa ni espacio político al respecto.

¿Recurrir a alguna estrategia de cortina de humo, disuasiva o de contraofensiva en el mercado? Cambio de los gestores sectoriales del tema (al ministro Grau hace tiempo le tiene ganas un sector importante del empresariado). Poco probable, no hay otro actor disponible, ni el ministerio de Economía pesa tanto en el tema de fondo.

¿Arremeter con la Corfo para intentar, a través de sus empresas absorber la mano de obra que se pierda en la usina? Improbable, ninguna empresa de Corfo tiene suficiente fortaleza como para acometer la situación, además sobrevendría un largo tira y afloja en los directorios de las respectivas empresas, potencialmente involucradas.

¿Echar mano al fondo de emergencia constitucional del 2% aduciendo la grave crisis regional? Fatal: el parlamento no dará los votos necesarios dejando al gobierno desnudo al medio de la plaza, además de no contar con recursos disponibles.

Nicolás Grau, ministro de Economía (Créditos imagen: YouTube)

Mientras tanto los controladores de CAP se soban las manos: sus acciones están subiendo sin haber invertido más, sino dejado de invertir. Por otro lado, el poder negociador del empresariado, conforme la crisis en el Biobío sube, se hace más fuerte.

Invercap S.A. grupo controlador de CAP (Créditos imagen: Invercap S.A.)

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