¿Seguridad ante todo? El caso del sistema de seguros contra incendios

La cultura de contratar seguros para protegerse de contingencia futuras no está arraigada en nuestra idiosincrasia chilena, hay muchas razones, las principales se caen de maduras.

Hace algunas semanas la crisis de los incendios – otra vez – asoló la región de Valparaíso, haciendo especial ahínco en el sector periférico de Viña del Mar, la icónica Ciudad Jardín, orgullo de sus habitantes y emblema del turismo nacional.

 Para mal de pesares el fuego golpeó a la población más vulnerable, con menos medios y redes para salir adelante.

 Fue una tragedia que se llevó más de 150 vidas humanas y sumió en la pobreza absoluta a miles de pobladores.

 La falta de planeamiento urbano y la escasez de medios de socorro contribuyeron a la rápida acción del fuego, por momentos insoportable de sufrir que, parecía se solazaba en correr detrás de damnificados y socorristas, al tiempo que reducía a cenizas y escombros viviendas levantadas a músculo y valor por sus dueñas y dueños (estudios posteriores a los siniestros señalan que más del 50% de quienes mantenían el hogar eran mujeres, Jefas de Hogar, tal cual es la denominación estadística).

 Solo hubo ocasión de salvar lo puesto y, con suerte, a las mascotas.

 El panorama al momento de verificarse la extinción del fuego fue aterrador…

Después de los primeros auxilios viene la etapa de reconstrucción y de las ayudas, indudablemente indispensables si se tiene a la vista los dolores de las graves pérdidas. Por supuesto, levantar una casa de las ruinas no volverá a la vida a sus moradores o allegará a la mascota que equivocó el camino de escape ante el humo y el fuego atronador. Pero es un consuelo imprescindible, signo de que es fuerza seguir adelante, sin olvido, por los que viven y vivirán.

 Qué es una casa sino un hogar. No importa el tamaño ni la esencia de su materialidad, es su gente y quienes se reúnen a su mesa lo que importa.

 Ahora se ha quemado la casa, que no muera también ese hogar.

 La Comisión para el Mercado Financiero (CMF) informa que, los siniestros reportados por las aseguradoras en relación a los incendios de la región de Valparaíso son 1.055, de los cuales el 64% corresponde a afectaciones a inmuebles y un 30% a daños en vehículos. La comuna de Viña del Mar concentra el 72% de las denuncias.

 Habrá advertido nuestra lectora, lector de Letra Cque algo no concuerda… y sí, es verdad: la estadística informada desde las aseguradoras de incendio es veraz; pero, no se compadece con la dura realidad: mayoritariamente las más de 3.000 viviendas incendiadas en Viña del Mar no tenían cobertura de seguro ante siniestro. No habían seguros contratados.

 ¿Cuáles podrían ser las razones que explican esta, aparentemente, falta de previsión considerando la experiencia previa (ya se había incendiado el gran Valparaíso tiempo atrás y todos los años hay incendios mayores y menores en la zona).

 Bueno, se cae de maduro, la primera gran razón es que contratar un seguro (el que sea) para un poblador de escasos recursos que vive el día a día, es sencillamente un lujo que ni siquiera está en el reojo del campo de visión, donde la urgencia es alimentarse, el vestuario y, acaso movilizarse para ir a clases o al trabajo (cuando hay).

 La segunda razón causal de la falta de cobertura por siniestro la constituye el hecho de ser los asentamientos incendiados, precarios, levantados en áreas no urbanizadas con todas las de la ley y en no pocos casos, tratarse de mejoras a campamentos (asentamientos) urbanos donde la tierra (el predio) se agenció por la fuerza o el acostumbramiento. Es decir: pobreza dura, cuyas viviendas no contaban con permisos de edificación, subsidios para la construcción y donde, por esas causas, el Estado no podía contratar seguros (como sí lo hace en el caso de las viviendas sociales que entrega a la población).

 Podrá haber otras razones que explican la falta de seguros, pero no es del caso de comentar en estas líneas.

 Se ha de resolver lo principal y aprisa (hay que reconocer que tanto el Gobierno y privados están dando pasos favorables): el saneamiento de los títulos de dominio para los pobladores, la urbanización conforme a especificaciones técnicas razonables, el levantamiento de las viviendas y la provisión de servicios de agua potable y electricidad, a lo menos. Sumándose a lo planteado: el allegamiento de enseres y material de vestuario de la primera calidad.

Letra C se da cuenta de lo difícil y extenuante de la tarea, pero es clave porque nos da la energía para reconocernos como ciudadanos de derecho y de deber (no solo de deber). Además es, qué duda cabe, una empresa hermosa que deja un buen sabor de boca.

 Mientras Viña tiene Festival, no dejemos en el olvido a tantas familias viñamarinas.

 Porque Viña es un Festival…

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